miércoles, 26 de octubre de 2016

Dices que soy tu “alma gemela”. 
Que te encanta verme las costuras, que no habías encontrado antes a nadie con esas suturas tan como las mías. 
Que te aferras a mi perfume, que me lo robas, que me atracas la tristeza si hace falta. Eso dices. 
Que adoras mi tripa, que no dejarías que me fuera, que encajamos perfectos justo como cuando nuestras manos se entrelazan. 
Apolíneo.

Y yo casi me lo creo.

Que en mi hoyuelo quieres vivir, que morderme los sentimientos te gusta tanto como a mi el hielo y que honras cada uno de mis suspiros entre las sabanas. “Tus curvas, mi trampa” y yo, me lo creo. 
Que mis ojos te dicen todo cuando te miro y que todo cuanto temes es perderme y que salga de tu vida, que te encanto. 
Que me quieres. 
Que “que rico mi pelo”, que te enredas en mis rizos. Eso dices.

Y yo te digo que no, que te calles, que no sigas. 

No veneres mi existencia, no idolatres a esta hecatombe. Que me lo creo.
Ventura la mía por coincidir contigo y haber probado tu sinhueso pero que se que no, que ni mis brazos son tu abrigo ni mi pecho tu refugio. 
Que no te vas a quedar conmigo. Que no es a mi a quien prefieres.
Que me he aprendido en braille tus labios, tu respiración, tus huellas de los dedos por mi espalda porque se que no me voy a quedar, que no vas a optar por mi. 
Que no es a mi a quien quieres. 

Dices que jamás, que siempre que todo.

Digo que siempre, que nunca que nada.

sábado, 1 de octubre de 2016

“Es mucha mujer para mi.” 

Y se quedó en eso, en un casi principio con prematuro final catastrófico, infausto, desastroso, aciago; contentas las perdices de que no nos las comiésemos. Contento el resto de que la tragedia fuese real.

No me enamoré, por supuesto.

Ni si quiera cogimos aire para la carrerilla que ni yo, ni nadie se esperaba que tendríamos que hacer. Los 300 metros lisos sin descanso para una bocanada de oxigeno, ¿para llegar a donde? El desenlace de ningún comienzo, la apacible apatía de dos conocidos que no se conocen ya, que se miran de cerca y se llaman en silencio, que se temen próximos, que se refugian los miedos en los ojos del otro en la lejanía. Pero ya, ya nada tienen, ya no se tienen de ningún modo.

Mi vórtice no es fácil de controlar pero aquí estoy, ni yo me reconozco, tranquila, serena, sosegada, mansa. Sabía cual seria mi realidad. Sabía que lo bonito no estaba hecho para los despojos de mi alma. Sabía que los destellos de luz clara estarían en primera linea de meta, 300.000 kilómetros por segundos por delante; yo, Lobreguez, que voy a hacer ante eso. 

No, no es mucha mujer para ti, es la dosis exacta, la jeringa calibrada a tu medida. Pero, pero pero, hay peros de por medio.

No te enamoraste, por supuesto.

Estuvimos a kilometro 0, esperando avanzar, esperando algo y nada, teniendonos. El problema fue que yo insistía en apretar el acelerador hacia delante cuando tu lo hacías marcha atrás. Y ahí nos quedamos, o más bien, me quedé, estancada. Yo me canse del pedal y tu seguiste tu marcha atrás.

Ahora ya, nada. 
Ahora yo, nada. 


Ahora tu, ella.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Acabo de darme cuenta de que ya no rondas por mis pensamientos. No se cómo, ni cuándo has dejado de ser el sonido chirriante en mi mente, ese que molesta al principio pero que después te acostumbras, soportable, hasta te parece agradable. Pero ya no está ni estás, ni tizas sobre pizarra, ni muelles de colchones viejos.

Sin ton ni son has dejado de revolotear por mis entrañas y qué gusto es darse cuenta de que vuelves a ser libre, que no dependes sentimentalmente del cariño de nadie, que ni se muere por amor, ni se vive en desgracia eternamente.

Te has largado, por segunda vez; y esta vez hasta me río de tu huida.



-¿Por qué decides terminarnos? ¿Acaso no te han bastado todos los besos? 

Ya sé que tienes miedo,
Es normal
O no
Ya sé que te abruma tanta atención.
Sé que quieres pero no quieres porque quieres sin querer y casi ni sabes lo que quieres porque te pierdes sin razón.
Y qué pasa si te quieren y tú sientes que prefieres que no quieran.
Y casi llegas a todo sin pensarlo y tentando a la dicha has rozado mis espinas y cómo es eso que el charco encarnado lleva mi nombre. 
Explícamelo.


"Dos personas olvidándose solo están queriéndose de otra manera. El olvido llega con la soledad, cuando uno es solo uno y no hay hueco para otro."

viernes, 2 de septiembre de 2016

Vuelve a llegar la hora..
y que amargura; nudo de desazón en la garganta y casi con el alma derretida entre los párpados.
Vuelven las despedidas y yo como gota de agua en el desierto, sin querer evaporarme. Casi quiero hasta patalear.

Se que soy ácida hasta doler, rodaja de lima en labios agrietados. Agua de mar en las pestañas.
La misma en pretérito pluscuamperfecto y ni rabiando cambio y mira que es gerundio.

Fidedigna si quiero, y puedo, y me dejan. Nada de medias tonalidades mas que en el crepúsculo. 
Soy lo que nadie espera encontrar. Lo bonito de los amaneceres y la tristeza de los atardeceres de domingo. Casi me he estancado en esos puntos del día últimamente 

Pero nada de eso me quita esta congoja de las manos.
Un remedio de esos caseros marchando por favor.

Vuelve mi auto-catarsis, no me calma el psique.


Vuelvo de nuevo a mi vórtice.

martes, 30 de agosto de 2016

Cafeína Sentimental

¿Hola? Cafeína Sentimental



Odio tener que volver. Es como caer de nuevo en un agujero lleno de desidia sin fuerzas ni ganas de
volver a escalar hacia 'la luz'.

Mi historia es bastante triste, bastante 'Allen'... Veréis, es que me enamoré, me desenamoré, me volví a enamorar, lo dejé todo y ahora no sé qué hacer ni dónde meter la cabeza; ahora es cuando tengo miedo y no quiero volver a escalar y llenarme las uñas con el barro de las paredes.

Me he quedado como dos horas mirándome al espejo antes de sentarme a 'volver'. En estos casi cuatro años he crecido varias hostias a nivel emocional—a ver si me entendéis: me sigue haciendo falta un psicólogo cada X tiempo y la ansiedad está en su punto más tierno y voraz, pero he aprendido
a usar el alcohol y he descubierto que los lorazepames son unos amigos a los que les gusta escuchar y te dan consejos que sí aplicarían a su propia vida—, físicamente, ¡Qué os voy a contar! Me he convertido en una mujer bastante atractiva, con un poco de celulitis pero bah, en resumidas cuentas tengo un cuerpo que no merece el monstruo que vive en él. La hija de la bella y la bestia, vamos. Lo mejorcito de cada casa...

A lo importante: ¿Qué es importante? Cuando era pequeña mis padres me decían que lo importante es la familia, hacerse mayor, aprender a pagar facturas y formar tu propia familia. Dentro de ese orden—que he tenido como religión hasta hace poco—la vida me ha hecho dar vueltas de campana hasta llegar a la verdad: bendito bautizo de idiotas.

En primer lugar, lo de la importancia familiar se me fue al garete porque en cuanto me largué de casa mi padre decidió irse también y el concepto de 'cuidar' se transformó lentamente en 'mandar a la mierda todo lo que molesta'. Digamos que no sé a qué se referían. Joder, lo siento. Va a sonar fatal pero es que a mí nunca me han cuidado; he pasado mi infancia entre casas y otras casas de abuelas, conocidos, amigos..., parte de la adolescencia tirada en los bordillos de mi barrio y la otra parte encerrada en mi habitación drogada de medicación hasta las cejas. Ahora vivo con un escritor tan maravilloso como obsesionado con el pasado y durante estos tres años que llevo fuera de casa mi madre no me ha llamado ni una sola vez, mi padre dos y para pedirme dinero y así está el patio. La familia es lo primero. En desaparecer cuando la vida se complica.

Lo de hacerse mayor, ya véis... Lo he llevado bien. Creo. Me he gastado lo poco que tenía en estudiar, lo cual no me ha servido para nada y, además, trabajo en algo que odio. Vamos, creo que soy un adulto en todo su esplendor de decepciones: hacienda me ha robado, me han engañado y decepcionado, han surgido mis traumas de la infancia, me medico, follo de vez en cuando, soy una artista frustrada como un jarrón que se creía jardín hasta que vio que las flores comenzaron a pudrirse en su agua... El ser feliz no existe. Ni como verbo ni como individuo. Todo son anuncios de TV para vendernos una moto que pronto nos obligarán a volver a comprar, más cara y con intereses.

En el tercer puesto: las facturas. Tooodas pagaditas. En unos días, por cierto, me toca ingresarle el alquiler a la casera, la cual se está pagando la hipoteca de su tercera o cuarta casa con el sudor de mi frente. Y estoy segura que no me devolverá la fianza porque su casa, en la que vivo, se cae a trozos. ¡Reto superado! Hasta aquí todo bien, ya véis. Si es que si no fuera por estas mierdas que tengo en la cabeza sería un paisano-vegetal correcto, con sus cosillas, pero correcto... Ay, el arte nos destruye...

Por último, que no menos importante, estaba lo de 'formar mi propia familia'. Si os digo la verdad, desde muy temprana edad, de todas esas cosas de la lista, ésta era la que más ilusión me hacía. Ya sabéis: tener un hogar, un hombre que me ame incondicionalmente, un perro, mi gato, hijos...

JAAAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAAJJAJAJAJA. 

Antes de emanciparme me enteré de que no podía ser madre. En ese momento fui condenada a oír incontables veces eso de '¡Bah! Cuántas veces se equivocan los médicos...', '¡Por favor! ¡Con lo joven que eres!', 'Es todo psicológico.', '¡Mejor para ti, oye, no sabes lo que te ahorras!'... A todas esas personas que me dieron estos 'ánimos': que os den por el orto y que os duela tanto como a mí el alma el día que me dieron la noticia. Los médicos se equivocan, claro que sí, son humanos, pero el cuerpo no. La naturaleza es un reloj de arena que conoce con nombre y apellido cada uno de los granos que caen por segundo.

En mí no hay vida. Y después de maldecirme mucho he llegado a la conclusión de que es mejor así. ¿Qué de bueno puedo ofrecerle yo a un pequeño humano? ¿Qué puede salir de mí? Pues eso, nada bueno. Como bien decía mi madre: soy un ser asquerosamente egoísta y de corazón os digo que toda esta montaña de mierda que tengo en mi cabeza es TODA MÍA y no pienso darla como herencia a ningún pequeño e inocente ser que salga de mi vagina. Pobrecico, él/ella no tendría la culpa de nada.

En fin, amigos, la vida no es fácil. Nada fácil. Por eso vuelvo a lo único que me salvaba de volverme loca o acabar con todo de una vez. Las palabras son más sanas que las cuchillas, creedme, he probado las dos.

miércoles, 10 de agosto de 2016

AZUL NO

Ella me llamó desde lejos,
"nunca podía discutir contigo",
me dijo,
"siempre te ibas.
mi esposo no es así,
se me pega como cola-loca.
y me golpea".
"nunca creí en las discusiones",
dije, "no hay nada que discutir".
"estás equivocado", dijo ella, "deberías
tratar de comunicarte".
"comunicar es una palabra abusada, como
amor", le dije.
"¿pero no creés que dos personas pueden
amar?", preguntó.
"no si tratan de comunicarse",
le contesté.
"estás hablando como un cabrón",
dijo ella.
"estamos discutiendo",
dije.
"no", dijo ella, "estamos tratando de
comunicarnos".
"me tengo que ir", dije.
colgué y descolgué el teléfono.
me quedé mirándolo.
lo que ellas no entendían era que
a veces no hay nada que salvar
excepto la reivindicación personal del
propio punto de vista
y que eso era lo que iba a causar
ese flash blanco y cegador
uno de estos días.
Charles Bukowski.

miércoles, 27 de julio de 2016

Me he levantado pensando en ti, en nuestras aventuras de cuando éramos pequeñas y en nuestras batallas ahora que no somos tan pequeñas.

Me he levantado echando de menos nuestros juegos de niñas, nuestros secretos y los chantajes que conllevaban para no contarlos. Que bonitos tiempos.

Me he levantado queriendo que sepas que eres mi mitad, que yo no seria lo que soy hoy mismo si no fuese por ti, que no necesito más si estas tú apoyándome en lo que hago, que no necesito mas consuelo que el tuyo.

Me he levantado este 27 del 7 con deseos de amor, de apoyo incondicional, con ganas de que cumplamos nuestros sueños mano a mano como hemos hecho hasta ahora.

Mi niña, me he levantado con 23 te quieros que no me cabían en la habitación y aquí los tienes: te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero.. bueno, uno de más por si se te olvida en algún momento alguno.

Mi vida, ojalá la felicidad te acompañe siempre, yo lo haré, pase lo que pase, uña y carne, tenlo siempre en cuenta. En este día estamos quienes te merecemos, quienes valoramos lo increíble que eres, quienes vemos todo lo bueno que traes a nuestras vidas, gracias por ser como eres y por no faltarme nunca.


Felices 23 veranitos mi todo.

martes, 26 de abril de 2016

Ya lo entendí, que no eres para mi


Nunca me sentí tan solo como cuando ayer de pronto lo entendí mientras callaba, la vida me dijo a gritos que nunca te tuve y nunca te perdí 

domingo, 17 de abril de 2016


Acabo de verle las manías al viento. Se ha cruzado justo entre tus palabras y tus miedo, ahí en medio. Y ya lo he captado; mi caos no podría ser tu punto de apoyo, y lo entiendo.
Ya tienes puntos cardinales, los he visto de lejos y parecen casi inequívocos, con un halo de perfección áurea y destellos de ojos claros. 
Qué mentirosa la duda que te ha hecho mirar a mi lado y me ha dado incertidumbre y al final lo entiendo, de verdad; 

¿Quien quiere vorágine pudiendo tener escampada?
Tontas ilusiones, tonta de mi.

Sus movimientos son casi la culminación de todo lo que puede ser la excelencia. Hasta su letra es mas legible y ordenada que la mía. Ni un punto de sutura en las verdades. 
Y lo entiendo, de verdad, lo entiendo.
Yo tan descolgada de la vida, tan cerca de la nada, tan ojos azabache; la apoptosis sentimental personificada con cicatrices por doquier.
He entendido tu silencio y he captado la analogía de tus decisiones; qué simple todo cuando nos empapamos de realidad.



Por cierto, te han llorado hasta los domingos.

domingo, 10 de abril de 2016

Eres armonía.
Porque como una melodía te me has colado en las grietas.
Calma.. y me siento desorientada, con la mente embarullada en liana de lamentos y desquicio.
Has llegado susurrando rimas.
Poemarios que destrozan y desamparan. No contabas con que ya estaba en ruinas y que eso de estar sola es un imperativo en mis constantes. Que entiendo, que si, que no es más que nada, ni menos que todo. 
A veces es mejor lo malo por conocer que lo bueno conocido, créeme.
Ni promesas ni deseos, lo sé, pero esto del cuchillo con doble hoja iba a dejar señal por algún lado.




No te he llorado un río, pero un par de arroyos sí.

lunes, 28 de marzo de 2016

Me gusta tu dedo anular. Si, justo ese, el de la mano izquierda. 
Me encanta. 
Es poesía cuando lo paseas por cualquier artilugio, de esos que sueles llevar siempre a mano. Cuando lo colocas delicadamente en cualquier mesa, sobre tu brazo, o mi mejilla.

Lo adoro. Adoro cuando lo vistes con ese anillo plateado que siempre llevas. 
¡Es la delicadeza y la fuerza personificada en un dedo! ¡Bendita locura de anular!

Y ojalá supiese que mas que anular, aporta vida a ese manejo de pulgadas, a ese vaivén constante por la vida. Que me he dado a la locura por verte balancearlos.
Es tortura cuando lo escondes en tus bolsillo; deja que respire; y a mi por favor.

Amo cuando arañas un cachito de mi corazón con él y después lo apartas como si nada. Maldita tortura. Si supieras que daría lo que sea porque me apretujasen las entrañas, porque de una vez por todas decidieses regalarme sus caricias. 


Bendita locura de anular..

domingo, 13 de marzo de 2016


Acabo de cerrar la puerta justo
después de perder la mirada tras de ti;
es de valientes despedirse y no cerrar
justo después.

Me he dicho que no escribiría esto,
pero no se me ocurre un mejor modo
de seguir sintiéndote cerca.

Benditas palabras,
bendito papel,
bendita tu piel
y la tinta,
y las letras,
y las de tu nombre;
cómo se esparcen en mi boca,
cómo se derraman por los recuerdos,
cómo sonríen en tu ausencia,
cómo asesinan a la soledad.

Me he dicho que no escribiría esto,
pero acabo de cerrar la puerta
justo después de despedirnos,
desde cerca y luego desde lejos,
y no se me ocurre mejor consuelo
que el de poder escribir sobre ti
sin tener que haberte perdido.

"Tus ojos
cuando me miran,
son el mejor piropo",
dijiste un día;
yo sonreí,
porque no hay palabra,
ni tan siquiera mirada
que te abarque y se acerque a ti
sin insultar a la idea de lo que siento
cuando mis pupilas se clavan en las tuyas.

En noches como la de hoy,
en la que no estás
y mis brazos eléctricos
aún se sienten anudados a tu espalda,
la mortalidad se me clava en el esternón
y conquista todo mi pecho,
y sonrío
y pienso en que hay quien se sorprende
de la delicadeza de las flores
como si no supieran que un beso es capaz
de destruir un imperio.

En noches como la de hoy
sé que eres tú
porque tu recuerdo no se distorsiona.

En noches como la de hoy,
en las que me digo que no voy a escribirte,
en las que cierro la puerta tras esperar
a que vuelvas la esquina,
en las que sé que eres tú,
en las que no logro abarcarte ni en poemas;
en noches como la de hoy,
sé que te quiero
como quiero quererte

el resto de mi vida.

lunes, 29 de febrero de 2016

M.J.

Mujer. Imperfecta. 
Toca hacer fotos.. ¡Hay que prepararse! 
Depílate. Eres imperfecta. Todos esos pelos no deberían estar allí. En la cabeza sí, nunca tendrás suficiente.


Hoy tocan fotos. Tu compañero está listo en dos minutos. Él es un hombre, no necesita todo eso, es guapo tal y como es. ¿Tú? Puede que en hora y media estés presentable. Ya sabes, eres mujer, imperfecta. Tapa la ojera, unifica la piel, oculta ese vergonzoso grano, ¡ay esa arruga!, pinta la ceja, pon más pestañas en las pestañas, rízalas con un instrumento de tortura, más eye-liner para marcar el ojo, colorete, boca perfecta, iluminador en las zonas estratégicas, rimmel como si no hubiera un mañana.
El pelo, tan lacio y tan sin gracia.. Más volumen, más bucles, más extensiones, más más. 
Ahora sí, ya te ves un poco mejor. Porque lo necesitas, porque lo quieres. Porque te sientes imperfecta.

La ropa. ¡Qué pecho tan pequeño! ¿Eso es celulitis? Algo que sea sexy, femenino, sofisticado, y por supuesto lo más incómodo posible. No importa si hace frío. Y tacón, que eres bajita y hay que estilizar. Da igual si estás a punto de caerte o te sangran los pies. Eres mujer, imperfecta. 
Ahora sonríe, natural. 
Ahora mira esa revista: "Nos gustan las mujeres reales", pero esa no, que tiene celulitis y es horrible. Aquella tampoco, ¡has visto qué dedos de los pies!, y esa de ahí tiene el culo un poco caído. Cómo puede ser que no le dé vergüenza salir así. Pero, eh, nos gustan las mujeres reales. Quiérete tal y como eres. Pero no tengas ojeras, ni arrugas, ni pelos donde no toca, ni grasa, ni tetas pequeñas, ni muchos años (si los tienes que no lo parezca), ni un culo muy grande ni muy pequeño, ni uñas mordidas, ni, ya puestos, demasiadas ideas. Pero quiérete. 
Y mañana trabajas y te levantarás hora y media antes por voluntad propia porque tienes que depilarte, maquillarte, peinarte, vestirte. Porque así te ves bien, y guapa, y femenina. Porque tú lo quieres. Porque si no lo haces te sientes desnuda, rara, fea, mal. Porque así te sentirás un rato como se supone que deberías ser. 
Porque no sabes ni por qué ni cómo pero lo llevas grabado hasta el tuétano.

Porque eres mujer. Imperfecta

miércoles, 17 de febrero de 2016

Ambos entraron en el apartamento y ella se fue directa al baño dejando la puerta abierta. Él soltó las llaves de mala gana y se puso a dar vueltas por el dormitorio. 
- ¿Qué tal si te sientas y te relajas? - dijo la chica sonriendo mientras se bajaba las bragas para sentarse en el retrete.
- Ni quiero sentarme ni quiero relajarme, quiero. Quiero. Quiero que. Yo qué sé qué coño quiero.- dijo él dejándose caer finalmente en la cama.
- Mmmm ¿Tienes papel?
Miró al frente y la vio allí sentada sin dejar de sonreír, no se había percatado de la puerta abierta hasta ese momento.
- Sí, joder nena.- dijo mientras ponía los ojos en blanco y se levantaba apartando la mirada. En el camino hacia el último cajón del mueble grande de la cocina pensó en que allí guardaba algo más que rollos de papel higiénico: un montón de recuerdos en forma de flashes de escenas para mayores de dieciocho con la señorita que esperaba sentada en el servicio. Tenía la mente en blanco y muchísimas cosas que decir. Esas muchísimas cosas que llevaba pensando noche tras noche antes de dormir y que se esfumaban cuando ella estaba cerca.

- Graciaaaas- dijo mientras cogía el papel mientras el chico procuraba no mirar- deberías dejar alguno de repuesto aquí.

-¿Te piensas que eres la única que está jodida? - estalló mirándola definitivamente sin llegar a soltar el papel-  que supongo que lo estarás, pero claro, a ver quién es el privilegiado que consigue que sueltes prenda. Súmale una ex que trata de joderte en cuanto tiene ocasión, unos cuantos pares de cuernos a tu relación y chaparrones de mierda a solas porque tienes pocos amigos y están lejos, por no hablar del trabajo que, por cierto, acabo de perder. Y claro, ahora te irás, darás media vuelta y no mirarás atrás porque eso es lo que hacen las personas como tú: tomar decisiones por los dos sólo por no ser capaz de enfrentarte a la realidad y asumir que te necesito. Que me haces falta. ¿Sabes cuál es el problema? Te crees que eres más madura de lo que realmente eres, y a la vez te encanta ser una niñata. Y deja de sonreír de una puta vez.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Raro, podría decirse que todo ésto está siendo raro.
Tragicomedia barata de serie B, que al parecer no era lo suficientemente trágica, no vendía.
Hasta ahora.
Podría plubicarse una larga novela. Ahora.
O tal vez podría acabar con una pequeña sección en el periódico local.
O tal vez no.

Todo depende de cómo sea contada.
No podrían faltar las miradas perdidas hacia ningún sitio, los comentarios a destiempo y las risas, porque aún así,  las hay, en caso contrario, no sería una tragicomedia. Risas a destiempo, por descontado, incoherentes y nerviosas, una forma de responder a lo inesperado.

Hay cientos de cómics y canciones para acompañar el momento. 
Y un rincón.
Y un silencio.
Y gritos.
Y más silencio.
Demasiado resentimiento.


Y la eterna incapacidad para contar toda mi mierda.

domingo, 7 de febrero de 2016

Vé, recupérate.

Recupérate de mi, de mis manías, de mis tonterías. 

Recupérate de las risas y las angustias. Recupérate de mis andares, de mis idas siempre con venidas. 
Descansa y recupérate bien de lo que casi fuimos pero ya nunca seremos. Recupérate. 

Recupérate de mis verdades, sobre todo las que no te dignaste a preguntar antes de creer. Recupérate del arrepentimiento.
  

Recupérate de mi amor, que eso si que es mucho. Anda, ve y sana tus agonías, que ya no es mi labor. 
Recupérate de lo malo y después, cuando valores lo bueno, por favor, no vuelvas. 
Sobras ya.


sábado, 9 de enero de 2016

Sí, estoy enamorada del concepto del amor. De eso que me cuentan en las películas. De eso que veo, que se que no es cierto pero anhelo que lo sea, que por un tiempo se vuelva realidad. Y no sabes lo frustrante que es saber que jamás será así, que no hay imperfecciones bonitas, ni discusiones con soluciones rápidas y placenteras. Ni finales felices comiendo perdices. Será que eso de ser vegano ha calado fuerte hoy en día. 

Malditos ilusionistas.

Será que siempre pido que las películas y novelas sean mas realistas, que somos independientes, que no queremos príncipes desteñidos, que no nos cuenten cuentos. 

Pero, que bonito y deseado es ese concepto de que nos salven; de algún modo


"Nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos..."

domingo, 3 de enero de 2016


Cuando todo era complicado. Cuando medía mis palabras. Mis sentimientos.
Cuando te agobiaba con mis palabras. Cuando me herías con tus silencios.
Cuando no quería que nada saliera mal. Cuando me conformaba. Cuando te permitía.
Cuando quería ser parte de ti. Ser parte de tus planes.
Cuando tú eras el sol.
Cuando creía que tú tenías razón, que tú elegías mejor.
Cuando te me dije que no te volvería a perdonar.
Cuando no quería no verte.
Cuando deseaba que ya no dolieras.
Cuando quería que cambiaras, que despertaras. Que te dieras cuenta de que yo era todo lo que querías. Lo que siempre habías querido. Lo que siempre querrás.
Cuando pretendía que todo volviera a empezar. Que ya no fuéramos tú y yo. Que fuéramos nosotros en un lugar diferente.
Cuando tus deudas crecían y yo no te las cobraba. Cuando pensaba que con uno de los dos bastaba. Cuando sólo estaba yo. Cuando nunca estabas por mí. Cuando no importaba el presente, sólo el futuro. Cuando esperaba. Cuando creía.
Cuando morí, para luego renacer.

Después de todo. Después de nada.
Después de meses sin hablar. Sin saber de ti. Ni tú de mí.
Después de evaporarme.
 Ahora has vuelto a aparecer.
Me buscas. Me reclamas. Me insistes.
Me dices que estás harto de esta situación. Que llevo demasiado tiempo así. Que me echas de menos.
Que soy la primera y la única a la que despiertas.
Que te da pena no escuchar mi voz al despertar. Que tenías un antojo. Y que no, que no pasa nada si no quiero llamarte.
Que quieres volver a verme. Quedar conmigo. Abrazarme.
Que por teléfono no te sirve, que quieres tenerme cerca.
Me lo prometes.
Que yo siempre sé lo que necesitas. Que nunca podrías alejarte de mí porque siempre te he cuidado, te he mimado y he tenido detalles que nadie ha tenido contigo. Que te entiendo y te ayudo sin esperar nada a cambio. Y porque siempre consigo alegrarte en cualquier situación.
Que soy demasiado importante para ti como para ni siquiera plantearte que no esté. Que dices que me quieres, y que me quieres de verdad.
Que te emocionas sólo de pensarlo.
Y yo, por ver si el mundo se ha vuelto loco, si ha dado la vuelta, voy.  Y te encuentro midiendo tus palabras, midiendo tus acciones, intentando no acercarte demasiado. Haciendo como si nada hubiera pasado. Callándote que después has quedado con otra. Por si acaso.
Por si sigo igual de colgada. Por si me confundo. Por si me vuelvo a ir.
Pero a la vez sin irte, sin soltarme. Todo a tu medida.
Como siempre. Como antes.
Que sólo quieres que te quieran y sólo quieres porque te quieren. Que sigues sin dar, y demandas recibir. Que buscas amor en dosis. Que quieres que te cuide mientras te tiras a otras. Que lo quieres todo, sin querer nada.
Que tus palabras no sirven de nada. No valen nada. Se las lleva el viento. Y me recuerdo que el movimiento se hace andando. Que no sirve de nada endulzar tus palabras, calentarme los oídos si con actos no lo demuestras. Que es de ser muy egoísta utilizar la llave que sabes que abre mi puerta sólo para aprovecharte de mí y de ser muy tonto si piensas que no he aprendido. Y que no, no nos engañemos, los capullos no regalan flores.
Que no merece la pena dedicarte ni una frase más.
Que te puedes ir un poquito a la mierda.
Y yo más me río. Más me voy. Más me alejo.
Y tú más no dueles. Más no existes. Más no vuelves.