miércoles, 17 de febrero de 2016

Ambos entraron en el apartamento y ella se fue directa al baño dejando la puerta abierta. Él soltó las llaves de mala gana y se puso a dar vueltas por el dormitorio. 
- ¿Qué tal si te sientas y te relajas? - dijo la chica sonriendo mientras se bajaba las bragas para sentarse en el retrete.
- Ni quiero sentarme ni quiero relajarme, quiero. Quiero. Quiero que. Yo qué sé qué coño quiero.- dijo él dejándose caer finalmente en la cama.
- Mmmm ¿Tienes papel?
Miró al frente y la vio allí sentada sin dejar de sonreír, no se había percatado de la puerta abierta hasta ese momento.
- Sí, joder nena.- dijo mientras ponía los ojos en blanco y se levantaba apartando la mirada. En el camino hacia el último cajón del mueble grande de la cocina pensó en que allí guardaba algo más que rollos de papel higiénico: un montón de recuerdos en forma de flashes de escenas para mayores de dieciocho con la señorita que esperaba sentada en el servicio. Tenía la mente en blanco y muchísimas cosas que decir. Esas muchísimas cosas que llevaba pensando noche tras noche antes de dormir y que se esfumaban cuando ella estaba cerca.

- Graciaaaas- dijo mientras cogía el papel mientras el chico procuraba no mirar- deberías dejar alguno de repuesto aquí.

-¿Te piensas que eres la única que está jodida? - estalló mirándola definitivamente sin llegar a soltar el papel-  que supongo que lo estarás, pero claro, a ver quién es el privilegiado que consigue que sueltes prenda. Súmale una ex que trata de joderte en cuanto tiene ocasión, unos cuantos pares de cuernos a tu relación y chaparrones de mierda a solas porque tienes pocos amigos y están lejos, por no hablar del trabajo que, por cierto, acabo de perder. Y claro, ahora te irás, darás media vuelta y no mirarás atrás porque eso es lo que hacen las personas como tú: tomar decisiones por los dos sólo por no ser capaz de enfrentarte a la realidad y asumir que te necesito. Que me haces falta. ¿Sabes cuál es el problema? Te crees que eres más madura de lo que realmente eres, y a la vez te encanta ser una niñata. Y deja de sonreír de una puta vez.

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