sábado, 15 de marzo de 2014

La indiferencia es mi bandera en esta guerra civil que hemos improvisado, entre trincheras de sábanas blancas y acolchados edredones, por suerte más blandos que nuestros desgastados corazones. 
El Ambiguo Régimen gobernaba nuestra relación, bajo una Monarquía Absoluta en la que y tu Despotismo Ilustrado erais protagonistas: "Todo por ti" solías decir, "pero sin mí" agregaba yo.
No hace mucho convoqué Cortes con mi almohada. Noches en vela llenas de gritos desgarrados de mi corazón y mi cabeza, pidiendo libertad. Tras las presiones ejercidas por mi particular militar liberal, Alter Ego, me vi obligada a protagonizar un pronunciamiento frente a tu portal.
No merecías el poder que tenías sobre mi persona. Así hice que abdicaras y una Guerra de Independencia arrasó con mis entrañas. Debía independizarme de tu perfume, de tu media sonrisa, de tus abrazos cuando nos dábamos la espalda para volver cada uno a su hogar.
Por suerte salí prácticamente ilesa. Sólo dos heridas de guerra: una lección en la espalda y una experiencia en la maleta.
Ahora no hay atisbos del que fue tu poder, ni un mísero reflejo que pueda recrearlo.
No tengo más que advertir al que quiera visitar mi nación que las aduanas han levantado un muro. Ahora una República, la mía, es la que manda sobre mi persona.

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