Quiero que puedas entender-me-te, que esto no es solo las miradas a destiempo en cualquier momento de un fin de semana que nos encontremos. No es el saludo cortés entre clase y clase porque no te quede otra. No, no quiero. No es la contestación a nada ni la respuesta a todo. No.
Quiero que veas el algo más. Quiero que tengas presente el momento justo en el que quisiste acercarte a decir algo esa primera vez. Tenlo ahí, en las yemas de los dedos cada vez que intento mantener la postura cuando me miras. Y que conste, que no me gusta mantener la postura.
No quiero susurrarte de lejos, ni besarte de lejos, ni quererte a destiempo. No, no quiero eso, no quiero que sea eso. Quiero constantes infinitas y que empiecen cuanto antes las indeterminaciones.
No quiero no volver a sentirnos. Me gusta como sabemos los dos juntos, mezcla entre canela y azúcar. Crema catalana.
Me gusta-s. La crema catalana digo.
Venga, empieza, esto no es el azar, esto es lo que queramos nosotros. Yo quiero, quiero madrugadas de veinticincos de septiembre repetidas y que siempre se superen.
Venga, te toca; piedra, papel o me besas.
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