domingo, 25 de octubre de 2015

sábado, 24 de octubre de 2015

A veces cuando todo va bien pienso en ti, porque hacerlo cuando todo va mal sería muy cobarde, y pienso en como me gustaría poder compartir esta felicidad intermitente contigo. No estoy mal, hay días buenos y otros no tan buenos, también hay días malos. Días en los que todo se amontona y crea un muro que me veo incapaz de derrumbar, pero en esos intento no acordarme de ti, porque haría todo más difícil, y no sería justo atribuirte a ti la culpa de tenerlos. Luego están esos otros, que no son días malos, pero son días tuyos. Son días en los que, haga lo que haga, pase lo que pase a mi alrededor, me haces falta; algunos hasta tal punto, que me paso el día ausente, deseando que acabe para que empiece otro, que aunque sea malo, no sea uno tuyo. Porque entre tu y yo, son los peores. 

Son días en que todo parece ir bien a mi alrededor y no me encuentro, no me encuentro porque te he perdido, porque por más que te busque no veo forma de que todo acabe bien, ni de que siga así. No veo forma de dejar de hacerme daño. Días en que, tengo más claro que nunca que no tienes ni la más mínima intención de volver, en que sé con el corazón hecho un puño, que no volveremos a reír juntos. 

Creo que son los peores porque dejo de vivir, tan solo espero, a que pasen. Me levanto con melancolía y aún con los ojos cerrados me maldigo porque sé qué pasa, sé que viene un día tuyo, y que no puedo hacer nada para evitarlo ni contrarrestarlo, sé que estaré sola aunque esté rodeada, y que nadie será capaz de encontrarme. Donde me limito a vagar por los pasillos como un cuerpo errante que anhela una utopía perdida. Días en los que siento que me pierdo, y que me han arrancado una parte de mí que no recuperaré. Nunca vemos lo destrozados que estamos hasta que nos intentamos recomponer; por eso en esos días me niego a luchar, a mentirme y obligarme a estar bien, porque es una batalla perdida, porque no lo estoy. Y aunque a tu conciencia le sería más fácil pensar que nada de todo aquello me hundió, la realidad es otra. Sé que es algo que me va a pasar, algo que ni si quiera yo voy a poder controlar. Y perder el control de mi misma, me mata lentamente. 

Yo, que llevaba tanto tiempo esquivando balas me dejé morir por un abrazo a destiempo. Cada día tuyo que tengo, me quita una parte de mí, y me acojona que al final no quede nada de lo que solía ser. Son esos en que el dolor me ciega cuando soy consciente de lo poco que sabía acerca de lo mucho que eras para mí. Y tú, que nunca llegaste a preguntarme qué tal estaba; y estoy tan agradecida como decepcionada por ello. Por eso cuando tengo uno de esos días, me dedico a esbozar sonrisas ausentes a la gente por los pasillos, a mirar al suelo y cerrar los ojos esperando que todo me venza de una vez por todas. A tener que dejar de luchar y fingir que sigo siendo de piedra. Porque hace mucho que no lo soy, hace mucho que ni si quiera soy de hielo; con posibilidad de derretirse. 
Que no puedo tenerte cerca porque siento que te pierdo de nuevo una y otra vez. Que no puedo, que no. Que no soy capaz de notar que me miras, porque me dan ganas de mirarte y suplicarte que te quedes, que esta vez, por favor te quedes. 
Porque al irte regresaste para ver como lidiaba con tu ausencia y aún así decidiste volver a marcharte. 

viernes, 23 de octubre de 2015



Ahora que el silencio me rodea
y no hay nadie al llegar a casa
y las flores del jardín se deshojan llenándolo todo de pétalos

como si los pétalos fueran lágrimas
Ahora que imagino ser una rama antes de caer
o el ultimo rayo de sol del dia
penetrando por las cortinas de un cuarto deshabitado que huele a ruina

Ahora que me olvido de quien soy
que no, que la habitación huele a romero que las lágrimas huelen a romero
que mi piel es un desierto

Ahora que la distancia sabe a rutina
y tus manos no juegan a destaparme el alma y esta ciudad es un jodido desierto
llena de personas sin alma
y teléfonos móviles
que llaman
que corren
que ríen
y huelen a 
escombros 
y a ruina 
como yo. 

sábado, 17 de octubre de 2015

Huracanes

Somos lo que quieras que seamos. 
Ni más ni menos, de verdad. Seamos. 
Seamos todo, abrazos y verdades, tempestades, cielos y huracanes. 
Seamos fuego, infiernos y pasión, despertares a dos. 
Seamos amor, besos y amargura con ternura, belleza y temor. 
Seamos sinceridad y cobijo, cueva de dos. Seamos perdón. Seamos todo, algo.

O no, no seamos nada. 
Seamos olvido, dolor y frustración. 
Seamos rabia, chirridos de dientes, distancia sin fin. 
Seamos tiempo que abandona y ruinas. 
Seamos llantos, lloros, agua salada que no gusta. Seamos gritos silenciosos, paisajes tenebrosos. Seamos miradas distanciadas. Seamos nosotros con otros.
O no, mejor no seamos..

lunes, 5 de octubre de 2015

No.

No. Te digo que No, esto no es un “a ver quien gana más” No. Al menos para mi no lo es.
Quiero que puedas entender-me-te, que esto no es solo las miradas a destiempo en cualquier momento de un fin de semana que nos encontremos. No es el saludo cortés entre clase y clase porque no te quede otra. No, no quiero. No es la contestación a nada ni la respuesta a todo. No.

Quiero que veas el algo más. Quiero que tengas presente el momento justo en el que quisiste acercarte a decir algo esa primera vez. Tenlo ahí, en las yemas de los dedos cada vez que intento mantener la postura cuando me miras. Y que conste, que no me gusta mantener la postura. 
No quiero susurrarte de lejos, ni besarte de lejos, ni quererte a destiempo. No, no quiero eso, no quiero que sea eso. Quiero constantes infinitas y que empiecen cuanto antes las indeterminaciones.
No quiero no volver a sentirnos. Me gusta como sabemos los dos juntos, mezcla entre canela y azúcar. Crema catalana.
Me gusta-s. La crema catalana digo. 

Venga, empieza, esto no es el azar, esto es lo que queramos nosotros. Yo quiero, quiero madrugadas de veinticincos de septiembre repetidas y que siempre se superen. 
Venga, te toca; piedra, papel o me besas.

Tengo palabritas guardadas
en una bolsita transparente
que solamente veo yo
Tengo palabritas guardadas,
resguardadas de la intemperie
de los desamores
las promesas vacías
y hasta de otras palabras
que se desmoronan sin más.
Tengo palabritas guardadas
para decir en el momento justo
a la persona apropiada
susurrándole al oído
mientras vuelan 
desde el borde de mis labios
hacia tu oído
Tengo palabritas guardadas
protegidas
vírgenes
no dichas

Yo
te elijo
te señalo
te nombro
y las palabritas
vuelan a tu oído en un susurro

amor
vida
alegría
pasión
honestidad
sonrisas
calma
lealtad
inocencia
ingenuidad

Tengo palabritas
en una bolsita
de niña pequeña
Afina tu oído
que vuelan a ti.