miércoles, 20 de noviembre de 2013

Me gusta la luz del mundo a las siete de la mañana. Blanco-azul y gris, como el tono de una película cuando muere el protagonista.
Existen, para cada persona, una serie de palabras que puede destruirles. ¿Quien quiere balas teniendo eso?
Nadie tiene el poder de destruirme, nadie tiene mi frase.
Pero conozco a las personas por el olor. ¿Cómo voy a conocerme a mí misma si tan siquiera sé como huelo? Quiero ir a la discoteca de mi mente, acercarme a mi y decirme: 'Eh nena, quiero conocerte.'
La música de la discoteca de mi mente estaría bien.
Tal vez aguantara en una discoteca por fin.
Tal vez me caería mal a mi misma.
Tal vez tuviéramos yo y yo esa conversación que busco.
Tal vez nada de esto tenga sentido, porque son las siete de la mañana y la protagonista de mi película hasta ahora ha muerto.
Y estoy confusa. Confusa. Confusa. No es cierto, pero 'confusa' es un palabra preciosa. Confusa. Confusa. Nombre de constelación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario