lunes, 29 de febrero de 2016

M.J.

Mujer. Imperfecta. 
Toca hacer fotos.. ¡Hay que prepararse! 
Depílate. Eres imperfecta. Todos esos pelos no deberían estar allí. En la cabeza sí, nunca tendrás suficiente.


Hoy tocan fotos. Tu compañero está listo en dos minutos. Él es un hombre, no necesita todo eso, es guapo tal y como es. ¿Tú? Puede que en hora y media estés presentable. Ya sabes, eres mujer, imperfecta. Tapa la ojera, unifica la piel, oculta ese vergonzoso grano, ¡ay esa arruga!, pinta la ceja, pon más pestañas en las pestañas, rízalas con un instrumento de tortura, más eye-liner para marcar el ojo, colorete, boca perfecta, iluminador en las zonas estratégicas, rimmel como si no hubiera un mañana.
El pelo, tan lacio y tan sin gracia.. Más volumen, más bucles, más extensiones, más más. 
Ahora sí, ya te ves un poco mejor. Porque lo necesitas, porque lo quieres. Porque te sientes imperfecta.

La ropa. ¡Qué pecho tan pequeño! ¿Eso es celulitis? Algo que sea sexy, femenino, sofisticado, y por supuesto lo más incómodo posible. No importa si hace frío. Y tacón, que eres bajita y hay que estilizar. Da igual si estás a punto de caerte o te sangran los pies. Eres mujer, imperfecta. 
Ahora sonríe, natural. 
Ahora mira esa revista: "Nos gustan las mujeres reales", pero esa no, que tiene celulitis y es horrible. Aquella tampoco, ¡has visto qué dedos de los pies!, y esa de ahí tiene el culo un poco caído. Cómo puede ser que no le dé vergüenza salir así. Pero, eh, nos gustan las mujeres reales. Quiérete tal y como eres. Pero no tengas ojeras, ni arrugas, ni pelos donde no toca, ni grasa, ni tetas pequeñas, ni muchos años (si los tienes que no lo parezca), ni un culo muy grande ni muy pequeño, ni uñas mordidas, ni, ya puestos, demasiadas ideas. Pero quiérete. 
Y mañana trabajas y te levantarás hora y media antes por voluntad propia porque tienes que depilarte, maquillarte, peinarte, vestirte. Porque así te ves bien, y guapa, y femenina. Porque tú lo quieres. Porque si no lo haces te sientes desnuda, rara, fea, mal. Porque así te sentirás un rato como se supone que deberías ser. 
Porque no sabes ni por qué ni cómo pero lo llevas grabado hasta el tuétano.

Porque eres mujer. Imperfecta

miércoles, 17 de febrero de 2016

Ambos entraron en el apartamento y ella se fue directa al baño dejando la puerta abierta. Él soltó las llaves de mala gana y se puso a dar vueltas por el dormitorio. 
- ¿Qué tal si te sientas y te relajas? - dijo la chica sonriendo mientras se bajaba las bragas para sentarse en el retrete.
- Ni quiero sentarme ni quiero relajarme, quiero. Quiero. Quiero que. Yo qué sé qué coño quiero.- dijo él dejándose caer finalmente en la cama.
- Mmmm ¿Tienes papel?
Miró al frente y la vio allí sentada sin dejar de sonreír, no se había percatado de la puerta abierta hasta ese momento.
- Sí, joder nena.- dijo mientras ponía los ojos en blanco y se levantaba apartando la mirada. En el camino hacia el último cajón del mueble grande de la cocina pensó en que allí guardaba algo más que rollos de papel higiénico: un montón de recuerdos en forma de flashes de escenas para mayores de dieciocho con la señorita que esperaba sentada en el servicio. Tenía la mente en blanco y muchísimas cosas que decir. Esas muchísimas cosas que llevaba pensando noche tras noche antes de dormir y que se esfumaban cuando ella estaba cerca.

- Graciaaaas- dijo mientras cogía el papel mientras el chico procuraba no mirar- deberías dejar alguno de repuesto aquí.

-¿Te piensas que eres la única que está jodida? - estalló mirándola definitivamente sin llegar a soltar el papel-  que supongo que lo estarás, pero claro, a ver quién es el privilegiado que consigue que sueltes prenda. Súmale una ex que trata de joderte en cuanto tiene ocasión, unos cuantos pares de cuernos a tu relación y chaparrones de mierda a solas porque tienes pocos amigos y están lejos, por no hablar del trabajo que, por cierto, acabo de perder. Y claro, ahora te irás, darás media vuelta y no mirarás atrás porque eso es lo que hacen las personas como tú: tomar decisiones por los dos sólo por no ser capaz de enfrentarte a la realidad y asumir que te necesito. Que me haces falta. ¿Sabes cuál es el problema? Te crees que eres más madura de lo que realmente eres, y a la vez te encanta ser una niñata. Y deja de sonreír de una puta vez.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Raro, podría decirse que todo ésto está siendo raro.
Tragicomedia barata de serie B, que al parecer no era lo suficientemente trágica, no vendía.
Hasta ahora.
Podría plubicarse una larga novela. Ahora.
O tal vez podría acabar con una pequeña sección en el periódico local.
O tal vez no.

Todo depende de cómo sea contada.
No podrían faltar las miradas perdidas hacia ningún sitio, los comentarios a destiempo y las risas, porque aún así,  las hay, en caso contrario, no sería una tragicomedia. Risas a destiempo, por descontado, incoherentes y nerviosas, una forma de responder a lo inesperado.

Hay cientos de cómics y canciones para acompañar el momento. 
Y un rincón.
Y un silencio.
Y gritos.
Y más silencio.
Demasiado resentimiento.


Y la eterna incapacidad para contar toda mi mierda.

domingo, 7 de febrero de 2016

Vé, recupérate.

Recupérate de mi, de mis manías, de mis tonterías. 

Recupérate de las risas y las angustias. Recupérate de mis andares, de mis idas siempre con venidas. 
Descansa y recupérate bien de lo que casi fuimos pero ya nunca seremos. Recupérate. 

Recupérate de mis verdades, sobre todo las que no te dignaste a preguntar antes de creer. Recupérate del arrepentimiento.
  

Recupérate de mi amor, que eso si que es mucho. Anda, ve y sana tus agonías, que ya no es mi labor. 
Recupérate de lo malo y después, cuando valores lo bueno, por favor, no vuelvas. 
Sobras ya.