lunes, 29 de febrero de 2016
miércoles, 17 de febrero de 2016

- ¿Qué tal si te sientas y te relajas? - dijo la chica sonriendo mientras se bajaba las bragas para sentarse en el retrete.
- Ni quiero sentarme ni quiero relajarme, quiero. Quiero. Quiero que. Yo qué sé qué coño quiero.- dijo él dejándose caer finalmente en la cama.
- Mmmm ¿Tienes papel?
Miró al frente y la vio allí sentada sin dejar de sonreír, no se había percatado de la puerta abierta hasta ese momento.
- Sí, joder nena.- dijo mientras ponía los ojos en blanco y se levantaba apartando la mirada. En el camino hacia el último cajón del mueble grande de la cocina pensó en que allí guardaba algo más que rollos de papel higiénico: un montón de recuerdos en forma de flashes de escenas para mayores de dieciocho con la señorita que esperaba sentada en el servicio. Tenía la mente en blanco y muchísimas cosas que decir. Esas muchísimas cosas que llevaba pensando noche tras noche antes de dormir y que se esfumaban cuando ella estaba cerca.
- Graciaaaas- dijo mientras cogía el papel mientras el chico procuraba no mirar- deberías dejar alguno de repuesto aquí.
-¿Te piensas que eres la única que está jodida? - estalló mirándola definitivamente sin llegar a soltar el papel- que supongo que lo estarás, pero claro, a ver quién es el privilegiado que consigue que sueltes prenda. Súmale una ex que trata de joderte en cuanto tiene ocasión, unos cuantos pares de cuernos a tu relación y chaparrones de mierda a solas porque tienes pocos amigos y están lejos, por no hablar del trabajo que, por cierto, acabo de perder. Y claro, ahora te irás, darás media vuelta y no mirarás atrás porque eso es lo que hacen las personas como tú: tomar decisiones por los dos sólo por no ser capaz de enfrentarte a la realidad y asumir que te necesito. Que me haces falta. ¿Sabes cuál es el problema? Te crees que eres más madura de lo que realmente eres, y a la vez te encanta ser una niñata. Y deja de sonreír de una puta vez.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Raro, podría decirse que todo ésto está siendo raro.
Tragicomedia barata de serie B, que al parecer no era lo suficientemente trágica, no vendía.
Hasta ahora.
Podría plubicarse una larga novela. Ahora.
O tal vez podría acabar con una pequeña sección en el periódico local.
O tal vez no.
Todo depende de cómo sea contada.
No podrían faltar las miradas perdidas hacia ningún sitio, los comentarios a destiempo y las risas, porque aún así, las hay, en caso contrario, no sería una tragicomedia. Risas a destiempo, por descontado, incoherentes y nerviosas, una forma de responder a lo inesperado.
Hay cientos de cómics y canciones para acompañar el momento.
Y un rincón.
Y un silencio.
Y gritos.
Y más silencio.
Demasiado resentimiento.
Y la eterna incapacidad para contar toda mi mierda.
domingo, 7 de febrero de 2016
Vé, recupérate.
Recupérate de mi, de mis manías, de mis tonterías.
Recupérate de las risas y las angustias. Recupérate de mis andares, de mis idas siempre con venidas.
Descansa y recupérate bien de lo que casi fuimos pero ya nunca seremos. Recupérate.
Recupérate de mis verdades, sobre todo las que no te dignaste a preguntar antes de creer. Recupérate del arrepentimiento.
Recupérate de mi amor, que eso si que es mucho. Anda, ve y sana tus agonías, que ya no es mi labor.
Recupérate de lo malo y después, cuando valores lo bueno, por favor, no vuelvas.
Sobras ya.
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