viernes, 25 de diciembre de 2015
martes, 8 de diciembre de 2015

Que navegaba en océano en calma y te me has topado justo en medio, sin previo aviso, y has destrozado todo lo que llevo conmigo. Yo que te veía de lejos inocente. Y ahora me hundo, con calma también. Bendita y maldita calma.
Los icebergs inesperados no te dejan con opción a mucho.
Pobre Titanic.
Y que me digan qué hago con el corazón afligido, que no se, no se qué se hace en estos casos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)