Te he esperado en el vértice del tiempo,
donde confluyen todas las canciones que nunca escuchamos, los amaneceres nublados,
el café derramado,
las cientos de veces que lo intentamos,
para fracasar.
Te he encontrado en la mirada del camarero que me ponía café esta mañana,
y me decía, “que tengas feliz año”,
y veía la tristeza morir en mis ojos.
También en las ramas desnudas de los árboles, suplicando por algo de calor.
Te he perdido cientos de veces,
y te he sacado del corazón a golpes,
escondiendo las heridas, para que nadie sepa,
que fuimos tan grandes que nos hemos dolido
más que nada, más que nadie.
Pero que también nos amamos como aman los valientes.
donde confluyen todas las canciones que nunca escuchamos, los amaneceres nublados,
el café derramado,
las cientos de veces que lo intentamos,
para fracasar.
Te he encontrado en la mirada del camarero que me ponía café esta mañana,
y me decía, “que tengas feliz año”,
y veía la tristeza morir en mis ojos.
También en las ramas desnudas de los árboles, suplicando por algo de calor.
Te he perdido cientos de veces,
y te he sacado del corazón a golpes,
escondiendo las heridas, para que nadie sepa,
que fuimos tan grandes que nos hemos dolido
más que nada, más que nadie.
Pero que también nos amamos como aman los valientes.
Te espero en otra vida,
valiente.